José Padilla, artista y creador del sonido chill out

José Padilla, artista y creador del sonido Chill Out.

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Diario de Ibiza / Obituario /  Pepe Roselló / 22/10/2020   

 El pasado lunes tuvimos que afrontar la triste noticia de la muerte de José Padilla (Barcelona, 1955), amigo muy querido y uno de los disc jockeys que, sin duda, han contribuido más a difundir en positivo el nombre de Ibiza por el mundo. Padilla fue un artista maravilloso, único en su género, capaz de crear un estilo propio que le diferenciaba de todos los demás.

En esos primeros tiempos en que ya actuaba por las salas de fiestas de Sant Antoni, bastaba con escuchar unos segundos de cualquiera de sus mezclas para identificar, sin género de duda, ese estilo ambiental, denominado posteriormente chill out, que él se inventó y acabaría convirtiéndose en la banda sonora del atardecer.

Padilla desembarcó en Ibiza con veinte años, a mediados de los setenta. Yo acababa de abrir la discoteca Playboy 2, en el West End, y formaban parte del equipo Pepe Les, Ramón Guiral y Carlos Andrea González, a los que fiché en la discoteca Saxo de la Playa de las Canteras, en Las Palmas, junto a Juan Suárez, que era el disc jockey. Pepe trabajaba en la puerta y Ramón y Carlos en una barra, y juntos acabarían creando en 1980 el Café del Mar, histórico local de Ses Variades diseñado por el arquitecto Lluis Güell, también autor del Es Paradís Terrenal de Pepe Aguirre.

En aquellas noches divertidas y aún inocentes, Padilla frecuentaba el Playboy 2, donde entró en contacto con los tres maños venidos de Canarias, que le acabarían convirtiendo en la gran estrella del Café del Mar y autor de unas compilaciones que vendieron millones de copias en los cinco continentes. Cada atardecer, Padilla conquistaba los corazones de miles de turistas, que acudían atraídos por esa maravillosa sincronía entre la música y el crepúsculo junto a Sa Conillera. Su creatividad y sensibilidad tienen un mérito extraordinario, y su enorme contribución le hacen merecedor de nuestro reconocimiento, admiración y gratitud.

Al terminar su carrera en Café del Mar siguió creando, componiendo y actuando, también desde la cabina de Space. Gracias a su música vivimos sesiones inolvidables que están enmarcadas en los renglones dorados de la historia de la discoteca. Bajo mi punto de vista, no solo es el disc jockey español más importante que ha existido, sino uno de los más reconocibles y reputados a nivel global. De hecho, lo reclamaban de medio mundo para que creara esta atmósfera insólita de conexión con la naturaleza que solo él conseguía. En 2002 incluso estuvo nominado a los Grammy Latinos al mejor álbum instrumental por su trabajo ‘Navigator’. Un gran éxito del que me alegré enormemente.

Este verano, en pleno coronavirus, me enteré de su enfermedad y mantuvimos una larga conversación telefónica. Me explicó cómo la enfermedad le había cambiado la forma de pensar, utilizándola como herramienta para centrarse en lo espiritual por encima de lo físico, y establecer un nuevo camino basado en lo esencial. También lamentó las muchas actuaciones que había tenido que cancelar a causa de la pandemia y que estaba dispuesto a llevar adelante si la enfermedad se lo permitía. Esta situación, también a él, le llevó a atravesar serias dificultades económicas. José, por último, aludió a lo bien tratado que se sentía por parte del personal de Can Misses, y que seguía componiendo y trabajando con la misma ilusión de siempre.

Pese a la gravedad de la enfermedad, me cuesta asimilar su muerte. La noticia de su adiós me ha empujado a cavilar sobre las muchas cosas buenas que nos ha dejado. Hoy las puestas de sol de Sant Antoni constituyen uno de los grandes atractivos de Ibiza y se ha creado una importante industria en torno a ellas. Buena parte del mérito debemos atribuírselo a José Padilla porque sin esa música única, ese factor diferencial que él aportó, el fenómeno difícilmente hubiese alcanzado tales proporciones. Su última actuación que tuvo en Space, fue con motivo de la Fiesta del 25 aniversario (2014) en la terraza de la Premier Etage al brillo del Sol y el azul del mar, música eterna e infinita.

La mayor lección que nos deja José Padilla, sin embargo, es que cada momento del día tiene su propia música. Él asociaba al atardecer a la tranquilidad, el romanticismo, el sentimiento y la pausa. Yo he visto a cientos de personas emocionarse hasta la lágrima y aplaudir por la precisa fusión de sus ritmos con el fuego crepuscular.

Tenía razón Gabriel García Márquez cuando escribió que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. De José nos seguiremos acordando con emoción cada vez que veamos ponerse el sol y hasta escucharemos dentro de nosotros los ritmos suaves de su chill out, aunque estemos rodeados de silencio. Descansa en paz, amigo.

Pepe Roselló

Diario De Ibiza / Obituario /  Pepe Roselló / 22/10/2020  

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